Shame- El principio de la dualidad

Erick Sommet

Escultura

Bronce

100 x 35 x 45 cm

Tan pronto como nos percatamos de nuestra existencia, nos enfrentamos inmediatamente al principio de la dualidad. En el instante en que intentamos concebir el nacimiento del universo, formulamos la noción de la vida, la cual es inconcebible sin movimiento, pues este implica el cambio de lugar o estado. El mal es la sombra del bien, así como la oscuridad es la sombra de la luz, y en cada rincón de la creación, los polos opuestos de lo positivo y lo negativo mantienen el equilibrio de las leyes universales. En el cosmos, este equilibrio debe ser preservado. Las acciones de ambos opuestos producen armonía, como las fuerzas centrípetas y centrífugas que son necesarias e interdependientes para la supervivencia de ambos. Si uno se detiene, el otro se volverá inmediatamente autodestructivo.

Estos dos aspectos igualmente coordinados de lo Divino también pueden ser vistos como una lucha eterna, una discordia sin fin que retumba dentro del universo, como lo hace dentro de nosotros mismos. Sin embargo, el principio de dualidad no solo se manifiesta en todos los "pares de opuestos" que conforman el universo, sino también en los cambiantes ritmos de sus períodos de actividad y reposo. Esta ley de periodicidad, de flujo y reflujo, de marea ascendente y descendente, es absolutamente universal y también caracteriza el estado de nuestro yo interior, que transita de uno a otro para adaptarse a su entorno (hombre/mujer, agresivo/defensivo, activo/pasivo, etc.), pues nada es estable en este mundo donde todo está literalmente en constante cambio y transición.

La hora más oscura de la noche precede al amanecer. Todos debemos enfrentar momentos oscuros, cuando nuestra fuerza física flaquea y nuestros poderes mentales se empañan, cuando toda conexión con el mundo espiritual parece interrumpida y nos sentimos como náufragos en un mar de medianoche. Pero incluso entonces, la marea cambia, y si mantenemos nuestros corazones fieles, el sol volverá a brillar para nosotros y la suave luz del amanecer se expandirá hasta alcanzar el día perfecto, y nos moveremos de un estado a otro, mostrando al mundo nuestra verdadera esencia. Shame fue creada deliberadamente en una posición donde el espectador puede decidir si los cuerpos están separados o si, por el contrario, se funden. Independientemente de la dirección elegida, estos cuerpos forman un círculo completo para unirse y separarse nuevamente, creando dos bucles de movimiento perpetuo.