Flores de mi niña interior

Alejandra Castañeda Gutiérrez

Oleo en tela, Pintura

100 x 100 cm

Un título que hace énfasis en la transformación y la belleza de la niña interior a través de la metáfora de las flores, reflejando cómo estas cualidades siguen floreciendo en la vida adulta.

En esta obra, he utilizado una paleta de colores cálidos y suaves: rojos, rosas y blancos, para crear una atmósfera que evoca tanto la pasión como la ternura. Mi intención era explorar la feminidad y el vínculo continuo entre la mujer adulta y su niña interior, reflejando cómo ambas coexistimos y nos influenciamos mutuamente a lo largo de la vida.

Colores Rojos, Rosas y Blancos
La elección de estos colores no es casual. El rojo simboliza la vitalidad, la energía y la fuerza de la mujer adulta, mientras que el rosa representa la suavidad, la inocencia y la dulzura de la niña interior. El blanco, por su parte, aporta pureza y un sentido de paz y armonía, actuando como un puente entre estos dos aspectos de mi feminidad. A través de la fusión de estos colores, quise transmitir un sentido de unidad y continuidad.

Círculos de Puntos que Sugieren Rosas y Flores
Los círculos de puntos son una parte fundamental de la composición. Diseminados por el lienzo, estos círculos sugieren la forma de rosas y otras flores, creando una ilusión de movimiento y fluidez. Las flores parecen disolverse y mezclarse con el entorno, como si estuvieran en constante transformación. Esta representación de flores en formas de puntos simboliza el crecimiento y la evolución de la feminidad, desde la niñez hasta la edad adulta, y cómo esta transición está marcada por la belleza y la delicadeza.

Transición de la Mujer Adulta a la Niña Interior
Las flores que se diluyen simbolizan la fusión y la transición entre mi parte adulta y mi niña interior. Es una representación visual de cómo estos dos aspectos de mí no son entidades separadas, sino partes integrales de mi identidad que se entrelazan y fluyen entre sí. La textura suave y la disposición de los círculos refuerzan esta idea de continuidad y conexión, sugiriendo que la esencia de la niña nunca se pierde, sino que permanece latente y viva dentro de la mujer adulta.

Rostros de Mujer y Niña en el Lado Derecho
En el lado derecho del lienzo, he pintado los rostros de una mujer y una niña, mirándose mutuamente con una expresión de reconocimiento y comprensión. La mujer, con una mirada serena y reflexiva, representa la sabiduría y la experiencia que vienen con el tiempo, mientras que la niña, con una mirada de curiosidad y asombro, simboliza la pureza y la capacidad de soñar. La inclusión de estos rostros crea un punto focal que conecta visualmente el concepto de la obra con su ejecución, reforzando la idea de que la mujer adulta y su niña interior están en constante diálogo.

Fusión de Identidades
La obra, en su totalidad, es un reflejo de mi viaje personal de autodescubrimiento y aceptación. A través de los colores, las formas y las figuras, quise expresar cómo la feminidad y la conexión con la propia infancia pueden coexistir en una armonía natural y fluida. Es un testimonio visual de la importancia de abrazar y celebrar todas las partes de uno mismo.

En conjunto, esta obra es una meditación sobre la feminidad y la continuidad del ser. La transición de la mujer adulta a su niña interior, representada a través de los colores y las formas, invita al espectador a reflexionar sobre su propia conexión con las diferentes etapas de su vida y a reconocer la belleza de su propio crecimiento personal.