Mi obra es una respuesta a la crisis psíquica y espiritual que sacudió al mundo, y a nuestra vida íntima, durante la pandemia del COVID-19. Después de que se asentaran los miedos, y la sociedad volviera a la “normalidad”, descubrimos que los avances tecnológicos avanzaban por encima de nuestra humanidad. El desarrollo de la inteligencia artificial fue repentino, y sus consecuencias, vertiginosas. Con cada año que transcurre, sustituye el trabajo humano de forma invasiva y exponencial, suplantando nuestra capacidad de pensar y crear nuestro entorno, para ser generado por algoritmos programados con base a resultados tan eficientes como aleatorios. Esta deshumanización me preocupa, y me invita a alzar la voz a través de mi arte, donde abordo el impacto de este tema en nuestra psicología humana y en nuestra sociedad