La pintura es el canal por el que fluye su creatividad la mayoría de las veces y desemboca en su homeostasis psicológica, ayudando a la introspección. Pone detrás de vidrios mate una combinación de símbolos y crea a partir de ahí otro significado, quedando plasmada su catarsis en colores oscuros y figuras extrañas la sublimación de lo que se enmaraña por dentro. El arte podría llevarnos a la introspección y de ahí, a la resiliencia.