Colección: Luis Yera
Luis Yera
Luis Yera nos invita a recorrer un territorio de texturas, color y geometría fragmentada que evoca la complejidad de la memoria, la transformación del tiempo y la fragilidad de lo construido.
Se puede observar una construcción de sentido en la que cada pieza es un nodo dentro de una red de significaciones. En este caso, la serie se configura como un proceso en constante. Deconstrucción y reconstrucción
visual, donde la geometría truncada y las superficies erosionadas nos remiten a los vestigios de una historia que se resiste a ser completamente revelada.
Las obras exhiben una materialidad envolvente que no se limita a la bidimensionalidad del lienzo. Hay una táctica de relieve, de incisiones y superposiciones que remite a la tradición del arte matérico, al uso de la materia como elemento expresivo en sí mismo. Con una paleta de color que oscila entre la etérea levedad de los tonos pasteles y la densidad de los azules nocturnos y los ocres terrosos, lo que refuerza la sensación de una cartografía afectiva, un territorio marcado por el paso del tiempo y la transformación de las emociones.
El lenguaje de la serie, técnico y poético a la vez, que nos remite a la tradición del informalismo europeo con una sensibilidad cromática que podría vincularse a las exploraciones expresionistas del color. No obstante, el artista no se queda en el homenaje a estas tradiciones, sino que las subvierte, proponiendo un lenguaje propio en el que la fragmentación no es sólo formal, sino conceptual: cada pieza parece contener dentro de sí los restos de un acontecimiento, las huellas de un proceso que nunca se nos revela del todo.
Entre capas, transformaciones y vivencias:
El entramado pictórico que configura la obra de Luis Yera nos sitúa en un umbral entre la materia y el símbolo, en el que cada pieza es un descubrimiento interno de capas, huellas y cicatrices sobre la superficie del
lienzo.
Luis Yera nos invita a recorrer un territorio de texturas, color y geometría fragmentada que evoca la complejidad de la memoria, la transformación
del tiempo y la fragilidad de lo construido.
Se puede observar una construcción de sentido en la que cada pieza es un nodo dentro de una red de significaciones. En este caso, la serie se configura como un proceso en constante. Deconstrucción y reconstrucción
visual, donde la geometría truncada y las superficies erosionadas nos remiten a los vestigios de una historia que se resiste a ser completamente revelada.
Las obras exhiben una materialidad envolvente que no se limita a la bidimensionalidad del lienzo. Hay una táctica de relieve, de incisiones y superposiciones que remite a la tradición del arte matérico, al uso de la materia como elemento expresivo en sí mismo. Con una paleta de color que oscila entre la etérea levedad de los tonos pasteles y la densidad de los
azules nocturnos y los ocres terrosos, lo que refuerza la sensación de una cartografía afectiva, un territorio marcado por el paso del tiempo y la transformación de las emociones.
El lenguaje de la serie, técnico y poético a la vez, que nos remite a la tradición del informalismo europeo con una sensibilidad cromática que podría vincularse a las exploraciones expresionistas del color. No obstante, el artista no se queda en el homenaje a estas tradiciones, sino que las subvierte, proponiendo un lenguaje propio en el que la fragmentación no es sólo formal, sino conceptual: cada pieza parece contener dentro de sí los restos de un acontecimiento, las huellas de un proceso que nunca se nos revela del todo.
Luis Miguel Pérez Yera Zapata| Luis Miguel Pérez Yera Zapata |Luis Miguel Pérez Yera Zapata |Luis Miguel Pérez Yera Zapata| Luis Miguel Pérez Yera Zapata |Luis Miguel Pérez Yera Zapata