Esta curaduría abre una puerta hacia lo onírico, hacia ese territorio donde los sueños se convierten en paisajes y los mundos imaginados cobran forma. A través de diferentes técnicas y de la fotografía, las obras presentadas invitan a cruzar el umbral de lo cotidiano para adentrarse en espacios alternos, irreales y fascinantes.
Cada pieza funciona como un portal: entre luces, texturas y símbolos, el espectador es transportado a escenarios que parecen flotar entre la vigilia y el sueño. En conjunto, la selección propone un viaje visual y sensorial que celebra la capacidad del arte de expandir nuestra percepción y llevarnos a otros mundos.
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