Colección: José Manuel Talavera

José Manuel Talavera

La composición de la realidad pictórica que elabora el Maestro Talavera no
defiende ni opone la independencia natural -y por supuesto estética- del objeto.

Su trabajo no es una relectura de la realidad, por lo menos no desde la ufana
acción de explorar algo que siempre ha estado ahí. El oficio y tesitura del pintor en
el campo de la observación, es evitar la banalidad que lo cotidiano pueda producir
en nuestras mentes. El trabajo realista de José Manuel Talavera proyecta
escenarios veraces y contenidos profundos.

Pintar realismo es despojar la metafísica de su vestido etéreo para mostrar una
desnudez firme tersa y porosa. Descobijo que sólo puede apreciarse cuando la
pintura es plasmada con destreza. Gracias a la habilidad, disciplina y la gran
capacidad respecto a la técnica para poder desarrollar una buena factura en la
obra, José Manuel Talavera nos deja un camino franco para observar la belleza implícita del objeto en plenitud.

Como huellas indelebles son la fuerza y pasión impresas en cada obra que realiza.
Punto referencial es la energía que resalta en los primeros planos de cada pintura.
Logrando que la apreciación de cada color se exalte y llevándolo a otro nivel de
lectura, más intenso y más estético.

Más que repetición de la realidad, Talavera resalta por encima de todo la
conceptualización de la obra: “Cada obra lleva una vida compleja, un sinfín de
sueños cuyo objetivo es que el espectador lo relacione con algún momento de su
vida. Qué le de vida a esa pintura”.

La meta final de pintar como lo hace el artista, es trazar con lujo de detalle todas las cosas que comúnmente se olvidan, resignificar lo que puede ser insignificante para algunos pero trascendente para otros. Se trata entonces de revalorar y representar la esencia y concepto peculiar del objeto de forma sugestiva y estética.