Colección: GALA

GALA

Desde siempre, los colores y las texturas han sido mi lenguaje silencioso. Pintar fue primero un refugio, luego un diálogo íntimo y hoy una necesidad vital que se expande más allá del lienzo. Aunque llevo dos años sumergida formalmente en el estudio de la pintura —explorando el óleo, el acrílico y las técnicas mixtas—, mi obra es el resultado de años de observar el mundo con las manos inquietas y el corazón abierto.  

El abstracto me permite jugar con la emoción pura; lo figurativo, con la complejidad de lo humano. Y entre ambos, encuentro mi voz: una mezcla de intuición, aprendizaje y la libertad que solo llega cuando creas sin prisa. En 2025 decidí compartir ese universo con el mundo a través de Galería Sala Marte donde mi obra ahora viaja más allá de mi taller en la Ciudad de México.  

Tengo 64 años, pero mi arte no lleva fecha: es un testimonio de que nunca es tarde para reinventarse, para soltar lo aprendido y atreverse a mancharse el alma de nuevos colores. Cada pieza es un fragmento de mi historia —el tiempo libre que se transforma en creación, la curiosidad que desafía el tiempo— y una invitación a quien la mira a conectar con su propia profundidad.  

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