Colección: Elsa Lebrija

Elsa Lebrija

Ciudad de México, 2001 

A R T I S T

Estudió Bellas Artes en el School of the Art Institute of Chicago e hizo un posgrado en Restauración de Arte en el Instituto Lorenzo de’ Medici en Italia, donde encontró un punto medio entre la habilidad técnica y la sensibilidad artística, entre la tradición y lo contemporáneo.

Considera la pintura no solo como un resultado final, sino como un proceso donde deja huellas, rastros y marcas. Los errores, las capas y el desorden forman parte de lo que quiere mostrar: la imperfección y el cambio constante como parte esencial de ser humano y artista. En sus obras, el dibujo figurativo suele ser el punto de partida, pero lo usa como base para reflexionar sobre lo espiritual, lo cultural y lo emocional.

Cada pieza es un testimonio de su experiencia personal como mujer mexicana, pero también un espacio de diálogo con lo colectivo con lo que compartimos. Su trabajo busca mezclar la disciplina académica con la espontaneidad expresiva.

 

S T A T E M E N T

     Como artista, sé que se espera que tenga un statement que defina tanto mi trabajo como a mi persona, pero siempre he tenido dificultades haciéndolo. No es que no sepa cómo redactarlos; he tomado cursos, aprendido su estructura y escrito muchos. El problema va más allá: la mayoría de los statements que he hecho nunca han llegado a sentirse completamente sinceros.
     Cuando hablan sobre mi obra, siento que no hablan sobre mí, y cuando hablan sobre mí, no parecen conectar con el arte presentado. Con el tiempo, entendí que esa desconexión refleja mi creencia de que el arte debería sostenerse por sí mismo, sin necesidad de justificarse a través de un lenguaje pulido. Entiendo el papel que cumplen los statements de artista dentro del mundo del arte: pueden aclarar intenciones, ofrecer contexto y facilitar la interacción del público con la obra. Pero también creo que, en muchos casos, se vuelven barreras, llenas de terminologías pretenciosas y alejadas tanto de la pieza original como de quien la creó, adoptando un tono más performativo que honesto. Quiero que mi trabajo se mantenga accesible y sincero, no envuelto en un lenguaje que se sienta desconectado del proceso de creación.
    Yo creo en una práctica artística no condescendiente, en la que el acto de crear sea suficiente, y donde el significado pueda ser encontrado, o no, por quien observa, sin que se le imponga. Si disfruto el proceso de hacer la obra, y si otras personas pueden experimentarla en sus propios términos, entonces lo considero un éxito.
     Soy consciente de que esta reflexión es, en sí misma, una paradoja: intentar evitar escribir un statement termina convirtiéndose en uno, pero el arte está lleno de contradicciones, y si quienes se enfrentan a una de mis piezas la disfrutan, o la odian, entonces he triunfado como artista.

 

 

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