Ese abismo de lo desconocido, ese territorio donde no sé bien con qué me voy a encontrar Aquello que me da la alegría de plasma en un lienzo mis contradicciones: entre el color y mi ser monocromático.
La sensibilidad que me lleva al amor por la naturaleza, llena de color, entusiasmo, por los detalles que se ven y los sutiles encuentros de sombras y luces.
Aplicar color a una tela en blanco despierta todos los sentidos y los instintos más personales de mi ser, el movimiento, el sentido del tacto plasmado en cada pincelada en su tránsito. La conexión entre mi subconsciente y el movimiento de mi mano, irregular, caótico y que toma forma.
Los azules, que me llevan a la profundidad de mi ser melancólico, y los colores vibrantes, curvilíneos suavemente
agresivos me trasladan hacia la alegría del dia a día.
Mi ser coherente me lleva a crear geometrías de color, sin el miedo al abismo de la forma curva.