Pocos descubrimientos arqueológicos han causado tanto interés como el del busto policromado de Nefertiti. Su exposición por primera vez en Berlín en 1924 volvió mundialmente famosa a esta reina de Egipto, de cuya vida entonces apenas se tenían datos. Esposa principal del faraón Amenhotep IV, más conocido como Akhenatón, fue protagonista de uno de los períodos más apasionantes de la historia del país del Nilo.La obra muestra, con una sencillez abrumadora, a una mujer distinguida y serena ataviada con las insignias reales. Su descubridor, Ludwig Borchardt, afirmó: “Toda descripción es inútil, ¡hay que verla!”. El mundo cayó rendido a sus encantos e inmediatamente se convirtió en un icono de belleza. Se hacía así honor al significado de su nombre, “la bella ha venido”. Pero también se rindió ante el artista, rescatado del pasado frente al anonimato que caracteriza a las obras egipcias.
En el taller de Tutmés
Un obrero egipcio descubrió el busto la tarde del 6 de diciembre de 1912 durante las excavaciones de la Sociedad Alemana para los Estudios de Oriente en Tell el-Amarna. El yacimiento, uno de los más grandes de Egipto, esconde la ciudad de Ajetatón, fundadada por Akhenatón como nueva capital del país y sede del nuevo dios nacional, Atón.El jefe de la misión alemana era el arqueólogo Ludwig Borchardt, que dirigió la excavación de forma rigurosa. El busto salió a la luz en el barrio sur, en uno de los talleres de artista que existieron en la ciudad. Su propietario era el “jefe de los trabajos, el escultor, Tutmés”, títulos que indican que estuvo al frente de este gremio. La casa contaba con dependencias privadas donde residía y otras que utilizaba como lugar de trabajo para él y sus discípulos.

Una obra maestra
La presencia del busto de Nefertiti en el taller tiene sentido si consideramos que no se concibió para exponerse en ningún templo, sino para utilizarse como un modelo de escultor. De hecho, el busto nunca existió como un género en el arte faraónico.Parece que el propósito principal de la obra era mostrar la técnica de incrustación de los ojos. El derecho está formado por un cristal de roca, en cuya parte trasera se aplicó pigmento negro para representar la pupila y el iris, que fue pegado a la cuenca con cera. Pero el izquierdo quedó vacío. Se ha dicho que se desprendió al caerse la escultura de la estantería, si bien el propio Borchardt lo buscó sin éxito. O incluso que se debía a una enfermedad ocular de la reina o a un ataque de celos del propio Tutmés. Lo cierto es que nunca se insertó. Los últimos análisis han demostrado que en la cuenca izquierda no existen restos de ningún tipo de pegamento.
¿Cómo sabemos que es ella?
En el taller se encontraron muchos modelos de cabezas de distintos miembros de la familia real y de la corte. Y aunque el busto de Nefertiti no contiene ninguna inscripción, su identificación es indiscutible. La mayor prueba la constituye la presencia de la alta corona de color azul con la que se la solía representar.La suavidad de sus rasgos, frente a las formas más exageradas que caracterizan al arte amarniense, es un criterio utilizado por los especialistas para datar la obra. Para unos, el busto se ejecutó cuando la corte aún residía en Tebas; para otros, supone el nuevo rostro oficial de la reina un tiempo después del traslado, quizá hacia el año 8 del reinado de Akhenatón. El artífice muy probablemente fue Tutmés, que dotó de perfección magistral a lo que era un estudio.Destino Berlín
Finalizada la campaña, se procedió al reparto oficial de los objetos, que entonces se hacía al 50%. Se efectuaba entre el equipo arqueológico en cuestión y el representante del Servicio de Antigüedades egipcio (en aquel tiempo dirigido por un francés) en nombre del Museo de El Cairo. Es decir, de un lado, Borchardt y del otro, el epigrafista y papirólogo Gustave Lefebvre.

Objeto de deseo
A partir de este momento, el nuevo director del Servicio de Antigüedades, Pierre Lacau, entabló algunas negociaciones para una posible devolución. La polémica acabó convirtiéndose en un asunto de Estado. En 1929 se planteó sin éxito la posibilidad de hacer un intercambio de obras: el busto por dos importantes esculturas. Cuatro años después, coincidiendo con el cumpleaños del rey egipcio Fuad I, volvió a intentarse una devolución, pero Hitler lo desautorizó.Nefertiti no abandonó el país, pero sí temporalmente su vitrina del museo, a causa de la Segunda Guerra Mundial. Durante varias semanas permaneció escondida en una mina en Turingia, a 350 km al sudoeste de Berlín. En abril de 1945, el ejército americano ocupó el lugar y liberó a la reina, y en 1953 la devolvió a Alemania Occidental, que inició su propio litigio con su homóloga del Este.Egipto no ha renunciado a su demanda. El arqueólogo Zahi Hawass, que solicitó en vano su préstamo en su etapa como ministro de Antigüedades de Egipto, sigue exigiendo la devolución de la pieza. Y la Fundación Patrimonio Cultural Prusiano, propietaria del busto, continúa insistiendo en la legalidad de la adquisición.Un icono de belleza... ¡de apenas 48 cm!
El modelo escultórico mejor ejecutado y más reproducido
El busto está hecho con un único bloque de caliza, estucado y pintado, de 48 cm de altura. La cabeza se remata con una corona azul, decorada con una cobra (símbolo de realeza) sobre una cinta que se ata atrás con dos flores de papiro. El pañuelo amarillo inferior servía para sujetar los cabellos. El torso se cubrió con un ancho collar con pétalos de flores y pequeñas frutas.Un ligero maquillaje acentúa la sencillez de los rasgos: cejas pintadas, ojos almendrados resaltados por el kohl negro y labios delineados. Hace algunos años se descubrieron arrugas en la cara, especialmente alrededor de los ojos. Se aprecian gracias a la nueva luz que instaló el Neues Museum, el museo berlinés que alberga el busto.Se sabe que se aplicó yeso para retocar la forma de la corona, la cara, el cuello y los hombros.Las proporciones son modélicas. El diseño se ajusta a una cuadrícula a escala de la unidad egipcia del dedo (1,875 cm). La simetría es, así, casi perfecta, sobre todo en el rostro. Los músculos del cuello están en tensión para equilibrar el peso de la cabeza.Recuperado de: 06/12/2020,GIL, C. El busto de Nefertiti, la obra que escondió su creador. La vanguardia.https://www.lavanguardia.com/