Adele Bloch-Bauer

Adele Bloch-Bauer Adele Bloch-Bauer

Adele Bloch-Bauer

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Adele Bloch-Bauer no es solo una figura en un lienzo, no es una simple pintura; es un enigma, una musa, es la Musa de Oro, inmortalizada por el pincel de Gustav Klimt, esta bella dama es un referente en la Historia del Arte, cuando se desea hablar de brillo, sin duda las pinceladas de este grande son de la cubre del sol en la tierra. En este blog, nos adentraremos en el destello de Adele y exploraremos  quién fue, su conexión con Klimt y las obras que la inmortalizaron para siempre.

 

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¿Quién es Adele Bloch-Bauer?

Adele Bloch-Bauer fue una destacada fémina de la alta sociedad vienesa a principios del siglo XX. Nacida en una familia judía de banqueros, su padre administraba las líneas ferroviarias orientales. Adele era conocida por su elegancia, su ingenio y su mecenazgo en el ámbito artístico, heredado de su padre, quienes frecuentaron en el palacio donde vivían, como Gustav Mahler y Richard Strauss. Adele se casó a los 18 años con Ferdinand Bloch, también coleccionista y mecenas de las artes.

Adele, además de ser una figura destacada en la sociedad vienesa, era conocida por su apoyo a las artes. Como mecenas, ella y su esposo, Ferdinand Bloch-Bauer, abrieron sus puertas a artistas contemporáneos, brindándoles apoyo y patrocinio en un momento crucial en la escena artística de Viena.

 

 

Photographie noir et blanc d'une jeune femme en robe, tenant un bouquet de fleur dans les mains et le regardant.

 

"Adele Bloch-Bauer es un personaje contrastante que mezcla figuras románticas y frágiles, por un lado, y una dama orgullosa y consciente de sí misma que tiene un salón en Viena, por el otro. Autodidacta, aprendió de forma autodidacta literatura clásica en alemán, francés e inglés. "Una mujer de hoy en el mundo de ayer" " - Maria Altman

 

El destino de Adele Bloch-Bauer se cruzó con el de Gustav Klimt en un momento crucial. Salón de Adele Bloch-Bauer, si bien ya se conocían en 1903, Klim recibe una carta de Ferdinand, con la solicitud de que pintara un retrato de su esposa para regalárselo a sus suegros por su cumpleaños. Aceptada la petición, Adele va a la casa del pintor y posa durante largas horas. Se dice que Klimt quedó cautivado por la belleza y la elegancia de Adele, lo que llevó a una colaboración artística que daría lugar a algunas de las obras más icónicas de la Historia del Arte.

 

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"Judith et Holopherne" (1901)

Klimt pintó por primera vez a Adele Bloch-Bauer en esta obra, recurriendo al simbolismo de una historia mítica, la de Judith. La historia de Judith se relata en el Libro de "Judith" del Antiguo Testamento, narra el valiente acto de esta mujer judía que seduce y decapita al general asirio. Holofernes para salvar a su pueblo de la destrucción. Su astucia y coraje la convierten en un símbolo de valentía y determinación.
La narrativa de Judith ha inspirado numerosas representaciones artísticas, artistas como Artemisia Gentileschi, Sandro Botticelli y Caravaggio, cada uno con su estilo particular, en este caso Klimt se despoja de representaciones meramente historicistas o académica, y envuelve de luz a Adele Bloch-Bauer, convirtiéndola no en un personaje, no en un retrato, si no un Icono, al estilo bizantino, este icono representa el simbolismo tan marcado del estilo del artista.

Judith und Holofernes

 

 

"Adele Bloch-Bauer II" (1912)

Aunque esta pintura no deslumbra con la opulencia del color dorado característico de otras obras de Klimt, no se queda atrás en lo más mínimo. Este retrato, lleno de matices y encanto, nos invita a sumergirnos en su exquisita paleta tonal, reminiscente de un mosaico arabesco y exótico. La mirada de Adele Bloch-Bauer en este retrato es una fascinante combinación de hipnotismo e hipnotización. Su expresión compleja nos transporta a un mundo de misterio y seducción, evocando la figura clásica de la mujer fatal. El gran sombrero que adorna su cabeza resalta aún más la majestuosidad de su mirada, creando un contraste armonioso y magnético. Esta obra maestra es una verdadera delicia visual que cautiva y encanta a quien se sumerge en su intrigante mundo de tonos pastel y elegancia sin igual.

 

Gustav Klimt, <i>Adele Bloch-Bauer II</i> (1912). Courtesy Jonathan Muzikar.

 

 

 "Adele Bloch-Bauer I" (1907).

Esta obra maestra de Gustav Klimt es como una joya reluciente de la Belle Époque, un testimonio vivo de la elegancia y el esplendor de la Viena fin-de-siècle. Klimt nos presenta a Adele Bloch-Bauer en toda su gloria, envuelta en un aura dorada que emana opulencia y sofisticación. La paleta cromática es una sinfonía de tonos dorados, amarillos, destellos ocres y negro, y grises, como si el sol estuviera capturado en lienzo. En esta ocasión, la mirada de Adele revela confianza y desafío. Imaginamos que para Klimt también fue todo un desafío desarrollar esta gran obra. La belleza seductora y un destello de determinación revelan su fortaleza interior.

¡Esta obra es la cumbre del Simbolismo! Su elegante vestido está adornado con lo que parecen ser ojos, como el símbolo del ojo de Horus. Sus muñecas están vestidas de joyería, al igual que su bello cuello y su cabello adornado con perlas, añadiendo un toque de glamour a la composición. Mientras tanto, su postura serena y su gesto delicado nos invitan a contemplar su belleza con reverencia. Esta obra maestra es mucho más que un simple retrato; es un símbolo de una época de esplendor y una celebración eterna de la belleza femenina en su máxima expresión.

Esta magnánima obra fue vendida en 135 millones de dólares a Ronald Lauder, propietario de la Neue Galerie en Nueva York, en junio de 2006, donde actualmente se exhibe.

 

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Adele Bloch-Bauer trasciende el papel de musa para convertirse en una figura icónica en la historia del arte. Su elegancia, su belleza y su mecenazgo han dejado un legado perdurable que continúa inspirando a artistas y espectadores por igual, como se evidencia en Galería Sala Marte  donde las obras de Artistas Contemporáneos continúan deslumbrando a los visitantes con su elegancia atemporal. Su legado enriquece el mundo del arte y sigue iluminando el camino para las generaciones futuras, recordándonos la importancia de la belleza, el arte y la pasión en nuestras vidas.

En nuestra galería, encontrarás una amplia selección de obras simbolistas que te transportarán a universos paralelos, donde los sueños se entrelazan con la realidad y lo mundano se transforma en lo mágico, cada obra te invita a reflexionar sobre el significado más profundo de la existencia humana.

Déjate seducir por la belleza evocadora y el simbolismo intrigante de estas obras mientras exploras los rincones de nuestra galería. ¡Ven y descubre el poder del arte simbolista en Galería Sala Marte!

 

 

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